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International government affairs professional with 15+ years’ experience in government relations, international trade lobby, strategic communications and public/private policy advocacy. A vast and culturally diverse international professional network grants easy access to top tier representatives in governments, business, media and civil society. Currently promoting European and Latin American business relations by advising investors and governments into mutually beneficial agreements.

miércoles, 27 de mayo de 2015

¿Cómo gestionar una agenda de “Public Affairs” en épocas de cambio?
Algunas reflexiones después del 24 de mayo de 2015

Las elecciones regionales y municipales del pasado domingo marcan un cambio trascendental en algunos centros de poder, que por muchas legislaturas gozaron de la estabilidad proporcionada por sólidas mayorías.  Algunas de estas mayorías a su vez han hecho posible hasta la fecha una actividad de lobby muy directa con los responsables políticos encargados de los tema de interés para los grupos de presión.

Los pactos que puedan configurarse en los próximos días serán muy amplios e incorporarán a nuevos interlocutores que por primera vez tendrán una voz activa en la toma de decisiones en temas donde confluyen grandes intereses económicos y sociales como sanidad, educación, compras gubernamentales, licitaciones, concesiones, urbanismo, licencias de operación y un largo etcétera.

En algunas autonomías y municipios los pactos de gobierno podrían incluir más de 3 formaciones políticas distintas.  Alguna de las formaciones políticas con posibilidades de gobernar en municipios de gran importancia como Madrid y Barcelona son a su vez una amalgama de movimientos muy heterogéneos unidos por figuras aglutinadoras. Es importante hacer notar que algunos de estos concejales y diputados regionales han expresado en algún momento su disconformidad con algunas de las prácticas asociadas al lobby.

En resumen el panorama para los profesionales de las relaciones institucionales cambia totalmente con el advenimiento de gobiernos plurales y sin mayorías absolutas, lo que a su vez obliga a cambiar las dinámicas de trabajo.

En primer lugar, En la coyuntura actual las personas nombradas en puestos de responsabilidad estarán más que nunca sujetas a un permanente escrutinio ciudadano y mediático, no solo por su partido, sino por los otros partidos que conforman la alianza.  En este escenario no basta hacer cosas buenas, las cosas además deben ser ópticamente buenas para la opinión pública. 

Este escrutinio permanente es posible que se traslade por ejemplo a los proveedores de bienes y servicio de  gobiernos autonómicos y municipales, por lo que es de esperar que se produzcan cambios sustanciales en las prácticas de contratación pública o en los mismos contratos otorgados.

Aun sí todas las empresas que trabajan actualmente con las administraciones públicas cumplen a cabalidad con estrictos controles antifraude y a motu proprio mantienen altos estándares para evitar irregularidades, los nuevos administradores han expresado en campaña que muchos contratos otorgados serán renegociados para que junto a los nuevos contratos todos estén ajustados a requisitos de RSC que incorporen asuntos laborales, ambientales y sociales a los que las empresas que quieran contratar se tendrán que ajustar.

En segundo lugar, por los resultados es evidente que no dependerá de un solo Partido la asignación de puestos de responsabilidad.  En este escenario de alianzas habrá intensas negociaciones para determinar quién o quienes tendrán los puestos de mayor visibilidad o impacto.

Los grupos de presión con una agenda específica tendrán que hacerse escuchar por más de un interlocutor.  Dependiendo del tema y de las sensibilidades políticas del mismo, es necesario tener una estrategia a varias bandas con objetivos sectoriales diferenciados.  El político está en la obligación de escuchar todos los puntos de vista y todos los criterios, pero al final obedece a un electorado que le da un mandato que puede diferir o coincidir con los del grupo de presión.    

Los agentes de lobby, deben tener la habilidad de poder proporcionar al político con posibilidades que sean consecuentes con su mandato en urnas y a la vez afines a los intereses del grupo de presión.  En gobiernos de alianza el agente de lobby deberá realizar el mismo trabajo todas las ocasiones que hagan falta dependiendo de cuantos partidos conforman la alianza.

En tercer lugar, la era de las negociaciones no está circunscrita únicamente a las alianzas políticas.  Empresas y gobiernos tendrán que negociar constantemente, pero más importante aún, deberán llegar al menos a acuerdo mínimos que garanticen la estabilidad de las relaciones entre privados y gobiernos.
Como ya ocurre en ocasiones, el sector privado y el sector público tendrán desacuerdos insalvables y ante este tipo de situaciones los profesionales de las relaciones institucionales tenemos que hacer ver que una falta de acuerdo entre los sectores públicos y privados actúa en detrimento de ambos por lo que se tiene que encontrar un punto medio, que en dependencia de los objetivos de lobby, puede ser un stuatus quo, una prorroga o un acuerdo en otras áreas menos contenciosas.

En resumen, el cambio forma parte del ciclo democrático y como regla general los profesionales de las relaciones institucionales no debemos de “apoltronarnos” nunca, mucho menos esperando que las coyunturas no cambien.    Ante la posibilidad de cambio hay que preparar para nuestros clientes diferentes escenarios y hojas de ruta que nos permitan mantener o mejorar las relaciones de nuestros clientes con la administración pública.  Todos estos escenarios y hojas de ruta deben plasmar muy meticulosamente cada una de las posibilidades disponibles y todas las acciones que puedan ser tomadas para atender cada posibilidad.  Es menester hablar con claridad al cliente y NO PROMETER NUNCA imposibles aun cuando  esto pueda costarnos la cuenta.